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20 de agosto de 2011

Discapacidad Intelectual y Empleo

Las personas con discapacidad intelectual son, sin duda, las que más dificultades se encuentran en la búsqueda de empleo. Suelen ser rechazadas de antemano, sólo con ver en el CV que tienen discapacidad intelectual o en la primera entrevista. ¿Por qué sigue habiendo tantos prejuicios?

Los empresarios siguen pensando que por el hecho de tener un cociente intelectual (CI) más bajo que la media de la población, no van a ser capaces de desempeñar un trabajo eficientemente. Lo que no saben muchos empresarios es que a veces esa diferencia de CI es tan imperceptible que algunas personas con discapacidad intelectual leve han llegado a estudiar hasta bachillerato e incluso han llegado a obtener una titulación universitaria.

La mayoría de los puestos de trabajo para estas personas son empleos de baja cualificación y no se les da oportunidad para desempeñar otros puestos de trabajo más cualificados, como por ejemplo administrativos (en el caso de personas que sí puedan ejercer estos trabajos).
Además es muy difícil conseguir empleo en empresas ordinarias, por lo que la gran mayoría de estas personas acaban trabajando en Centros Especiales de Empleo (CEE). Como ya hemos dicho en otras ocasiones, los CEE sirven de pasarela para acceder al mercado ordinario, pero lo que sucede en estos casos es que al no tener oportunidades laborales en el mercado ordinario los trabajadores con discapacidad intelectual acaban quedándose en el CEE indefinidamente…

En la empresa ordinaria, tanto los empresarios como los compañeros de trabajo a menudo no saben cómo tratar a este nuevo trabajador. ¿Cómo debemos tratarle?

- Ante todo, hay que ser natural en la forma de hablar: no debemos hablarle como si fuese un niño ni gritarle como si no nos oyera.
- Dirigirnos directamente a él y no a su acompañante.
- Integrarle en la conversación de grupo, aunque tenga dificultades para expresarse.
- Escuchar y respetar sus opiniones.
- Mostrar a la persona con discapacidad intelectual no sólo como receptora de información, sino también con capacidad para aportar cosas.
- Ser paciente, saber escuchar y no terminar las frases por él/ella.
- Ayudarle sólo lo indispensable, para que pueda desenvolverse con autonomía.

Gabriela Solano Rosales  Grupo3 NEE

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